La Evaluación como Proceso Transformador
Este espacio tiene como finalidad reflexionar sobre la evaluación como proceso transformador. Desarrolla en el participante la capacidad de evaluar objetiva, ética, responsable y críticamente la realidad educativa, identificar los problemas que afectan la acción pedagógica y las organizaciones, para la búsqueda de acciones que contribuyan a solucionar problemas inherentes al ámbito de la docencia universitaria.
sábado, 18 de enero de 2014
martes, 25 de junio de 2013
REFLEXIÓN CRITICA SOBRE LA EVALUACIÓN
REFLEXIÓN CRITICA SOBRE LA EVALUACIÓN
La evaluación no sólo se limita a verificar el nivel de aprendizaje logrado de los alumnos, sino que además se orienta hacia el logro de los objetivos específicos previamente establecidos que exceden a la situación de aprendizaje propiamente tal como son orientar, motivar, dirigir, clarificar, tanto respecto del aprendizaje en sí como respecto del método el desarrollo y de la participación de los alumnos.
Se puede decir, que la evaluación no sólo es útil para el docente sino también para el alumno, porque este actúa en distintos planos el cognitivo, afectivo y motivacional lo que facilita el aprendizaje haciéndolo más rápido, fácil y eficaz.
En este mismo orden de idea, en el contexto educativo, cada día es más común que se esté evaluando la clase a través de visitas constantes de las autoridades educativas con la finalidad de establecer si se está cumpliendo con los objetivos de la materia, además de saber si estás aplicando estrategias de enseñanza y metodologías eficientes para mejorar el aprendizaje en los alumnos y por último, supervisar si llevas a cabo la planeación propuesta al inicio del ciclo escolar permitiendo el cumplimiento del programa de la materia. Y todo esto, no es más que un reflejo del gran reto que tiene el sistema educativo con la sociedad buscando la mejora en la educación.
miércoles, 12 de junio de 2013
Reflexión Final: La evaluación como un recurso transformador y no como un elemento represor
Durante el transcurso del tiempo se ha visto que la
evaluación se ha concebido dependiendo las funciones que cumplan las
instituciones educativas en la sociedad y en el mercado del trabajo.
La evaluación ha pasado de dar rendición de los alumnos por
medio de las asignaturas y áreas propuestas por el curriculum, preocuparse por la objetividad y los
resultados educativos haciendo caso a la ciencia y su parte positivista, a una
visión conductista de aprendizaje como lo es la teoría curricular de TYLER
(1973). Pero no es tan dificultoso darnos cuenta que la evaluación siempre va
ir de la mano a ideales educativos que son afianzados por el tiempo y el
contexto en el que nos encontremos, que siempre va estar inmerso en un constante proceso evolutivo para su
mejoramiento y transformación.
Ahora bien, no podemos tomar la evaluación únicamente como
un proceso que se realiza al finalizar un tema, la finalización de un
subproyecto de la universidad o un periodo en la escuela supervisando
si se lograron los objetivos planificados. Por el contrario, resalta
diferentes tipos de evaluación en el proceso formativo y que cada uno tiene una función específica.
Cuando hablamos de enseñanza, aprendizaje y evaluación,
podemos hacer una comparación por decirlo de alguna manera, con las partes de
un cuento; sabemos que el cuento está dividido en tres partes, inicio,
desarrollo y desenlace, en este momento podemos decir que el inicio tiene
concordancia con el proceso de aprendizaje y sobre todo con la siguiente
pregunta, ¿a quién se va a enseñar?, el desarrollo con el proceso enseñanza
¿Cómo y qué se va a enseñar?, y el desenlace o evaluación final es preguntarnos
¿si nuestros alumnos aprendieron algo?, pero como ya lo había mencionado
anteriormente, la evaluación no solo se puede conocerse como un proceso que se
realiza al finalizar algo propuesto sino también como una manera de indicarnos
si las herramientas empleadas son las adecuadas.
Ahora comparto un concepto “la evaluación del aprendizaje es
un proceso sistemático y permanente que comprende la búsqueda y obtención de
información de diversas fuentes acerca
de la calidad del desempeño, avance, rendimiento o logro del educando y de la
calidad de los procesos, procedimientos y estrategias empleadas por los
educadores (docente, padres de familia, comunidad educativa), la organización y
análisis de la información a manera de diagnóstico, la determinación de su
importancia y pertinencia, de conformidad con los objetivos de formación que se
esperan alcanzar, todo con el fin de tomar decisiones que orienten y aseguren
el aprendizaje por parte de los educandos y los esfuerzos de la gestión de los
educadores” (Iafrancesco, G. 2004).
Esta frase me hace pensar
la importancia del papel del educador dentro de los procesos formativos,
y sobre todo en los procesos evaluadores que surgen de allí. El docente como
tal, es quien orienta y hace estos seguimientos del proceso formativo pero al
mismo tiempo debe criticar su proceso pedagógico, pues no podemos seguir otorgando
la culpabilidad de que el niño no aprende por qué no quiere o porque tiene un
problema de aprendizaje, es el docente quien tiene en sus manos al alumno,
quien debe ser visto como una arcilla que se moldeamos con nuestras manos, el
docente es quien debe preparar a generaciones futuras, con el fin único de
crear generaciones modelos, llenas de principios, valores y alta moralidad,
generaciones necesarias para una mejor Venezuela, es por eso que tenemos que
ver la evaluación como un recurso transformador y no como un elemento represor.
Maestrante Licdo. Nelson Linares
La evaluación como proceso
transformador
La evaluación es un “Proceso
sistemático, diseñado intencional y técnicamente, de recogida de información,
que ha de ser valorada mediante la aplicación de criterios y referencias como
base para la posterior toma de decisiones de mejora, tanto del personal como
del propio programa”.
La tipología de la evaluación expuesta es válida para presentar las
virtudes que ofrece la evaluación en diferentes enfoques y perspectivas; en la
práctica educativa pueden emplearse más de un tipo de evaluación de manera
simultánea. De esta forma, tanto la evaluación inicial como la final pueden ser
formativas o sumativas según la funcionalidad con la que se apliquen; lo mismo
ocurre con la autoevaluación o coevaluación, que además pueden ser iniciales,
procesuales o finales. La evaluación criterial o la idiográfica se pueden
aplicar al principio, durante o al final de un proceso e inclusive de puede
incorporar a ellas autoevaluaciones o coevaluaciones del propio alumnado.
El aprendizaje es un continuo, por ello la acción educativa eficaz debe
plantearse también como tal y la evaluación como parte del proceso no puede
aplicarse aisladamente.
La evaluación formativa tiene también un papel de mucha importancia dentro del proceso enseñanza aprendizaje, ella se encarga de orientar la actividad a través de sus informes sobre la forma en que se van alcanzando los objetivos. Si la evaluación formativa señala que se van cumpliendo los objetivos, el maestro y los alumnos tendrán un estímulo eficaz pare seguir adelante. Si la evaluación formativa muestra deficiencias o carencias en cuanto a los objetivos que pretenden alcanzarse, será tiempo de hacer las rectificaciones y ajustes necesarios al plan, de motivar nuevamente a los alumnos y de examinar si los objetivos señalados son los más oportunos para colocarse en esa precisa etapa del proceso enseñanza aprendizaje.
La evaluación formativa tiene también un papel de mucha importancia dentro del proceso enseñanza aprendizaje, ella se encarga de orientar la actividad a través de sus informes sobre la forma en que se van alcanzando los objetivos. Si la evaluación formativa señala que se van cumpliendo los objetivos, el maestro y los alumnos tendrán un estímulo eficaz pare seguir adelante. Si la evaluación formativa muestra deficiencias o carencias en cuanto a los objetivos que pretenden alcanzarse, será tiempo de hacer las rectificaciones y ajustes necesarios al plan, de motivar nuevamente a los alumnos y de examinar si los objetivos señalados son los más oportunos para colocarse en esa precisa etapa del proceso enseñanza aprendizaje.
martes, 11 de junio de 2013
La Evaluación como Proceso Transformador
La evaluación es un “Proceso
sistemático, diseñado intencional y técnicamente, de recogida de información,
que ha de ser valorada mediante la aplicación de criterios y referencias como
base para la posterior toma de decisiones de mejora, tanto del personal como
del propio programa”.
La tipología de la evaluación expuesta es válida para presentar las
virtudes que ofrece la evaluación en diferentes enfoques y perspectivas; en la
práctica educativa pueden emplearse más de un tipo de evaluación de manera
simultánea. De esta forma, tanto la evaluación inicial como la final pueden ser
formativas o sumativas según la funcionalidad con la que se apliquen; lo mismo
ocurre con la autoevaluación o coevaluación, que además pueden ser iniciales, y finales. La evaluación criterial o la idiográfica se pueden
aplicar al principio, durante o al final de un proceso e inclusive de puede
incorporar a ellas autoevaluaciones o coevaluaciones del propio alumnado.
El aprendizaje es un continuo, por ello la acción educativa eficaz debe
plantearse también como tal y la evaluación como parte del proceso no puede
aplicarse aisladamente.
La evaluación formativa tiene también un papel de mucha importancia dentro del
proceso enseñanza aprendizaje, ella se encarga de orientar la actividad a
través de sus informes sobre la forma en que se van alcanzando los objetivos.
Si la evaluación formativa señala que se van cumpliendo los objetivos, el
maestro y los alumnos tendrán un estímulo eficaz pare seguir adelante. Si la
evaluación formativa muestra deficiencias o carencias en cuanto a los objetivos
que pretenden alcanzarse, será tiempo de hacer las rectificaciones y ajustes
necesarios al plan, de motivar nuevamente a los alumnos y de examinar si los
objetivos señalados son los más oportunos para colocarse en esa precisa etapa
del proceso enseñanza aprendizaje.
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